Siempre pedimos que nuestra computadora sea lo más rápida posible, ya sea que la utilicemos para trabajar, para jugar o para entretenernos.
La lentitud que a veces pueden producir ciertos procesos, por ejemplo al ejecutar algún programa pesado, hace inmediatamente que nos planteemos cambiar nuestra PC por una más moderna, o bien ampliar la memoria RAM, ya sea de nuestra PC o nuestra portátil.
Sin embargo, no es extraño que suceda que nuestro equipo recién adquirido se comporte lento como una tortuga. En definitiva, no siempre “nuevo” significa “rápido”.
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