viernes, 21 de agosto de 2015

ASÚMELO, TU PRIVACIDAD NO ESTÁ EN TUS MANOS


De la misma manera que esa famosa, incómoda y temida conversación sobre sexualidad con tus padres, hay veces en la vida que llega el momento de hablar de determinados temas. Uno de ellos es la privacidad. En un mundo en el que el palo selfie se ha convertido en el complemento ideal de millones de personas, es una buena idea pararse a pensar qué pasa con toda esa información que, consciente o inconscientemente, estamos dejando cada vez que hacemos uso de Internet. ¿Merece la pena arriesgarse a que nos roben el smartphone cada vez que intentemos hacernos un selfie (con el palo, claro) frente a cualquier sitio solo por tener una nueva foto de perfil en Facebook?

Esa misma pregunta deberíamos extrapolarla al mero hecho de estar presente en las redes sociales, porque la mayor parte de nosotros fuimos viviendo su llegada en tiempo real, sin saber las consecuencias, sin un manual de instrucciones. El simple 'introduce tu mail y fecha nacimiento' de un foro se convirtió en dínos todo lo que quieras sobre ti, personal, privado o no. Dínos dónde estás cenando, con quién y si estabas borracho o no. Si tienes novia, si te vas a casar con ella, si eres de izquierdas o de derechas. Si te gusta "Call Me Maybe" o "Cowboys From Hell".

Espera, un segundo. Pero, ¿sabes lo que estás haciendo? Claro, es que tengo Facebook para hablar con una excompañera de clase que vive en Suecia. Obvio, no subo fotos mías para que nadie me vea en situaciones privadas y, si alguien me etiqueta, no permito que se muestren en mi biografía. Por supuesto, nunca he hecho login en ninguna red social en una red de WiFi abierta. ¡Oh, mier**!. Ya vamos mal.

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